jueves, 30 de junio de 2011

ARGUEDAS NO FUE UN ACULTURADO

Ser un aculturado significa pasar por un proceso de aprehensión de una determinada cultura. Supone el conocimiento, la interiorización, valoración, identificación y manejo dinámico de nuevos valores culturales.

Si analizamos su célebre discurso, Arguedas niega ser un aculturado, y comparto su posición; pues no es lo mismo entregarse a una nueva cultura renunciando a la autóctona, que simplemente buscar nuevos horizontes que amplíen el conocimiento y el entendimiento de la misma.

Además en el espíritu y obra de Arguedas predominó siempre el sentimiento indígena haciendo uso de la cultura urbana solo para poder maximizar su visión andina y poder proyectarla de una manera más clara y enriquecida, dándose una especie de “sincretismo cultural”, es decir un fenómeno que surge cuando los rasgos característicos de un grupo no se pierden sino que por el contrario, se combinan, adquiriendo de esta forma nuevas modalidades en lo material y sobre todo, nuevos significados simbólicos.

Esto demuestra que Arguedas conserva intacto su ideología y sentir indígena, absorbiendo de la cultura urbana herramientas útiles que permitan que su obra sea mostrada al mundo de una manera más exquisita y globalmente comprensible.

Aculturado no significa carente de cultura, tampoco es necesariamente, la imposición de una cultura sobre la otra; pero lo que asevera Arguedas es que su obra es fruto de lo natural y de lo heredado del Perú profundo, de ese sentimiento originado por la opresión, la explotación y la desigualdad.

Algunas personas consideran que todos estamos aculturados, porque es el proceso por el cual aprendemos todo acerca de nuestra sociedad, nuestras culturas y nuevos elementos culturales.

Pero estas definiciones también contemplan la disminución, modificación e incluso eliminación de la cultura originaria. 

Por lo tanto debemos entender que en su obra Arguedas mantiene sus orígenes quechuas, generando una suerte de “simbiosis cultural”, donde el problema andino se ve favorecido al poder darse a conocer al mundo, y el mundo obtiene el incalculable valor de una ancestral cultura de la cual aún tenemos mucho que aprender.


José Luis Chávez Peláez.

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