lunes, 4 de julio de 2011

LA CREENCIA ANDINA EN LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE


Las diversas culturas que han poblado nuestro planeta constantemente han reflexionado sobre la muerte, su origen, sus causas, su significado y principalmente lo que sucede después de esta.

Nuestra ancestral cultura inca no fue la excepción, y la entendió como una transición hacia una nueva vida que continuaba de la misma forma que había transcurrido aquí y que cada uno de los miembros pertenecientes a la sociedad seguía cumpliendo sus  mismas funciones después de muerto.

Arguedas menciona: “El indio está seguro de que la muerte es sólo el tránsito a otra vida”, además narra que esa mentalidad además de devenir de la cultura indígena, se vio reafirmada con la llegada del catolicismo a los andes. A continuación algunas evidencias.

Los incas sentían un profundo respeto por los antepasados, ya que creían que había otra vida más allá de la muerte. Por ello secaban y embalsamaban a sus difuntos y los enterraban con alguna de sus pertenencias y numerosas ofrendas, para que pudieran continuar con su vida en el otro mundo; si el difunto era una mujer, colocaban en su tumba su telar y lana para hilar; si era un hombre, las mujeres se cortaban el cabello como señal de duelo, se colocaban un manto sobre la cabeza y lloraban, gemían y cantaban alabanzas.

Entierro Inca custodiado en el museo La Ligua, Valparaíso, Chile
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/39/Entierro_inca.JPG

Los incas creían en la vida después de la muerte, pero como una prolongación de la vida terrenal, por lo cual, los muertos conservaban su jerarquía y tenían todas las necesidades propias de los vivos. Es por ello, que las momias o mallquis de los soberanos muertos eran conservadas por las panacas o linajes reales, y eran mantenidas como en vida, con todas sus antiguas prerrogativas.


Pero tal como narra anteriormente Arguedas, estas creencias no desaparecieron tras la conquista, por el contrario se reafirmaron.

Más que a la aceptación de las nuevas creencias, al abandono de sus propias tradiciones. Porque en su largo pasado cultural no habían encontrado ningún inconveniente en ir asimilando dioses y rituales foráneos con un espíritu sincrético que había permitido la coexistencia de las estructuras religiosas regionales o incluso locales, con los cultos estatales impuestos por los Incas.
De manera consciente o inconsciente, los indígenas andinos asumieron por una parte la actitud de aceptar, aunque lo hicieran con intención de enmascarar las unas con las otras, las nuevas creencias, para pasar de un sincretismo ideológico a otro ritual.


San Francisco Solano (1576 -1610), predicador incansable que durante el siglo XVI tuvo una labor destacada en la evangelización del Perú y América.
  
Sin embargo hoy en día existen tendencias que vienen rompiendo el paradigma del sincretismo religioso tal es el caso de las zonas andinas de Perú y Ecuador.

Estudios llevados a cabo por misioneros y por el investigadoren estadísticas Patrick Johnstone, observan que los Quichuas de la sierra llegan a ser el 40.9% de la población en Ecuador de un total de 12.500.000; aunque en algunos lugares este porcentaje sobrepasa al 80% (Johnstone 1998, 2001). El periódico El Comercio, (periódico nacional producido en Quito, capital del Ecuador) cita a Basilio Molán, Secretario General de la Federación Ecuatoriana de Indígenas Evangélicos (FEINE), quién explica que los últimos censos indígenas muestran que el 62% de los Quichuas en el altiplano se identifica a sí mismo como Evangélicos Protestantes (El Comercio, 13 de marzo del año 2000, 18).


Además hay quienes aseveran que todas las costumbres andinas han sido de alguna manera retocadas por el catolicismo y otras religiones.

Los gestos y actos rituales andinos contemporáneos pasaron por los esquemas litúrgicos católicos y por la persecución de los extirpadores de idolatrías que recluyeron a los hechiceros o depositarios de los cultos prehispánicos. Por muy tradicionales que sean los gestos y los actos litúrgicos andinos contemporáneos se puede afirmar que todos o casi todos están atravesados por la simbología cristiana, aparte de que utilizan símbolos católicos y se desarrollan en un contexto relativo a muchos de los principios litúrgicos cristianos.


Finalmente podemos asegurar que muy a pesar de haber sufrido de innumerables embestidas, la cosmovisión andina sobre la vida después de la muerte sigue viva en gran parte de nuestros andes peruanos.
Aunque disfrazada o “remezclada”,  se mantiene y conserva en un sistema de creencias, cultos y rituales que nos permiten permanecer conectados a nuestra ancestral cultura incaica.

Video que muestra la cosmovisión andina de la vida despues de la muerte.

José Luis Chávez Peláez.

2 comentarios:

  1. Loa Incas no conocieron a Jesucristo, hubiese sido mejor su fe y esperanza en Cristo, como mucha gente hoy no quieren creer por influencias superflueas, pero la realidad es otra frente a la muerte, que una esperanza que no se pierde eas lograr vivir después de la muerte por la fe en Cristo para los cristianos.

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